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DIARIO LAS PROVINCIAS, VALENCIA, AMPLIO REPORTAJE, ENTRE CASTORES Y RUTEROS
Antonio Alaminos - Castor Precavido  23/11/2008  19:25:16

Entre castores y ruteros

Valencia es uno de los enclaves españoles del movimiento scout, una actividad que ya es centenaria

23-11-08 - E. PÉREZ, VALENCIA

Entre castores y ruteros

Fotos: Patrullas del grupo III preparadas para una inspección cerca de Valencia a finales de los años 50.
Entre castores y ruteros
Miles de scouts de la Zona XV reunidos en el cauce del río Turia, en 1979, durante la celebración de San Jorge.

Camisa de colores llamativos, sombrero, pantalón corto, calcetines altos y pañoleta al cuello. Es la imagen tradicional de los scouts, jóvenes que se reúnen en grupos para realizar actividades formativas y de ocio extraescolares. El movimiento, que ya es centenario, nació en 1907 de la mano del general inglés Baden Powell, quien reunió a 24 niños con los que estableció un campamento en la isla de Brownsea. Hoy, en la Comunitat Valenciana, uno de los bastiones del movimiento scout en España, cuenta con más de 8.000 seguidores.

Son castores cuando ingresan en el grupo con menos de siete años. Su lema es compartir y sus grupos se denominan madrigueras. Los lobatos tienen hasta 11 años, forman manadas en las que se trabaja por fortalecer el grupo. Su lema -siempre mejor o haremos lo mejor- hace hincapié en la importancia de realizar buenas acciones. Les siguen en edad los rangers (hasta 14 años), que forman patrullas y se les motiva a estar "siempre listos" y a explorar nuevos lugares. Las ramas scout más veteranas se denominan pioneros (hasta 17 años) y ruteros (hasta 21 años) y están preparados para salvar y servir.

Los pioneros
Hace 95 años que el gusanillo scout arraigó en territorio valenciano. El entonces alcalde de la ciudad, Fernando Ibáñez Payés, presidió el primer comité provincial, que aglutinó a 12 grupos con más de 700 miembros. Ni siquiera la Guerra Civil o el franquismo -en los 40 se prohibió esta forma de asociacionismo- logró destruir el germen del compromiso, la educación por la acción, el trabajo y el progreso personal, los cuatro pilares en los que se basa el método scout. Incluso a algún valiente, como el monitor Emili Beüt, fue detenido durante tres días por organizar un campamento en Alcoy. Esta y otras anécdotas se recogen en el libro Escultismo. Educación y tiempo libre. El asociacionismo scout en Valencia, un trabajo de investigación del profesor de la Universitat de València José Ignacio Cruz. Se trata de una actualización de la obra publicada en 1994 y que analizaba el movimiento desde su origen hasta los años 80.

El libro, editado por la Fundació Scout Sant Jordi y con el patrocinio de la Biblioteca Valenciana y Caixa Popular, analiza las claves del éxito del escultismo en Valencia que, para el profesor Cruz, son, aparte de la importancia del propio método (autoorganización, acercamiento a la naturaleza y liturgia), el papel desempeñado por grandes personalidades que impulsaron el movimiento y lo mantuvieron con el paso de los años.

Movimiento autónomo
Pese a que la filosofía del movimiento scout comulga a la perfección con los valores cristianos, en su origen fue un movimiento autónomo. Como tal funcionó en Valencia hasta 1953, cuando el grupo Boy Scouts del País Valencià (denominación que adoptaron los que sobrevivieron durante la posguerra) se escindió. Los scouts valencianos, que habían sobrevivido a la posguerra -sólo ellos y los catalanes en toda España-, se encontraban ante una nueva etapa, en la que "se hacía necesario encontrar una organización sólida que pudiera ofrecer cobijo al incipiente grupo, que no levantara suspicacias a las autoridades y tuviera suficiente implantación social", recoge José Ignacio Cruz en su libro. En la España de los años 50, sólo existía una entidad que reuniera esos requisitos: la Iglesia. Pero el escultismo valenciano "se basaba en la neutralidad en materia religiosa" y, poco a poco, fue perdiendo fuerza, mientras que surgió, en 1958, la Delegación Diocesana de Escultismo a partir de un grupo escindido de los Boy Scouts del País Valencià liderado por Juan Molins. Fue capital la implicación del entonces arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea.

Pero, con el paso del tiempo, ni siquiera estos estuvieron a salvo de crisis. A inicios de los años 60 el debate se planteaba respecto a la confesionalidad de los grupos, cuestión que se debatió en una asamblea. El candidato a jefe scout partidario del escultismo católico, Juan Zanón, obtuvo 33 votos. El más lejano a la confesionalidad, Juan Molins, logró 14 votos, según recoge el libro. Tras los resultados, sus partidarios sigueron su trayectoria fuera de la Delegación Diocesana de Escultismo que, con el tiempo, dieron lugar a los actuales Scouts Valencians. La rama confesional desembocó en el Moviment Escolta de València.

Hoy, los amantes del escultismo, lo defienden como un movimiento capaz de ofrecer a los jóvenes todo un abanico de posibilidades, además de formarles como monitores. ¿Está en crisis? Han vivido años de vacas flacas, especialmente en el arranque del nuevo milenio, pero ahora "hemos conseguido estabilizar" a los jóvenes, reconoce el profesor Cruz. La Federación de Escultismo Valenciano aglutina un total de 75 grupos scouts de toda la Comunitat.

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