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QUERIDOS REYES MAGOS, QUIERO UN MUNDO MEJOR PARA TODOS, FELIZ NAVIDAD 24XII
Antonio Alaminos - Castor Precavido 24/12/2007 16:17:10SUPLEMENTO ESPECIAL DE NOCHEBUENA DEL DIARIO IDEAL DE GRANADA
24-12-2007.
QUERIDOS REYES MAGOS, QUIERO UN MUNDO MEJOR PARA TODOS
Antonio Alaminos López
Llegó el tiempo de Navidad pleno de buenos deseos, de intenciones de cambio, de solidaridad y de reuniones familiares y sociales. Con la cesta de la compra por las nubes y los ingresos en un congelador, estas navidades son obligatoriamente más austeras. O lo parecen. Y aunque los anuncios y los escaparates nos hayan incitado desde hace semanas, el Adviento como tiempo de fortaleza ha ganado terreno. Claro que no en todos ha sido por devoción. Ha habido que seleccionar las reuniones, acortando su número y el precio de los menús. Igual que los regalos. Se ha “vuelto a casa por Navidad” con más rapidez. Y las imágenes de las personas necesitadas, unida a la melancolía, han resultado más cercanas. Nada como el que no toque la Lotería del día 22 para volver a la cruda realidad. La salud es los primero. Y no te digo más, si piensas en la “cuesta de enero”, en las rebajas y en la hipoteca. Mejor por separado, por aquello de evitarnos un “jamacuco”.
Pero en fin, fuera problemas que estamos en Navidad y hay que festejarlo. Las luces de las calles, las caras infantiles, las vacaciones escolares, los belenes, los pinos adornados, la misa del gallo, los villancicos, los especiales de televisión y los cotillones nos ponen en sintonía. ¿En sintonía con qué? ¿Con el espíritu de las navidades pasadas, con el de las presentes o con el de las futuras? Porque parece que vivimos más de recuerdos y de deseos que de realidades. Claro que estas fiestas invernales no son para todos iguales, hay quien se marcha a bañar al mar o a deslizar por la nieve, en lugares cercanos o a diez horas de vuelo. Aunque la gran mayoría está en su casa con la zambomba, la pandereta y las uvas, pensando “año nuevo vida nueva”, despidiéndose de la “paga extra” y dándole la bienvenida a algún “crédito personal”. Es lo que nos merecemos. Una vuelta por Puerta Real y Bibarrambla, comprar unos dulces en el torno de los conventos de clausura, visitar la exposición sobre el Barroco en el Hospital Real, leer el IDEAL nuestro de cada día y un cucurucho de castañas calentitas. Que no es poco.
Y si no nos conformamos, debemos escribir como los niños la carta a los Reyes Magos, un año y otro, hasta que por pesados nos lo concedan, que no por buenos. Y tras la retahíla de regalos y ropas, incluir un claro, sencillo, sincero y concreto, “quiero un mundo mejor para todos”. Primero para los que más lo necesitan en cuerpo y espíritu. Sean vecinos de hecho o de derecho de Granada capital, del área metropolitana, del resto de la provincia o de más allá, da igual, no es cuestión de ponerse a medir las distancias en fechas tan señaladas. Y tras ver la cabalgata de reyes, acostarse pronto e imaginar, mientras nos dormimos, ese mundo mejor. Más humano y más justo. Y si las promesas electorales se cumplen, pues, mejor que mejor. Si hacemos todo esto, al levantarnos el día 6 de enero, podremos encontrarnos que el agua que pusimos se la han bebido los camellos, de oriente, que los mantecados y el anís se los han tomado sus majestades, también de oriente, o los pajes, igualmente orientales, que también tienen derecho. Y que junto a unos pocos paquetes, hay una nota escrita con letras que sólo sabe leerle el corazón a la mente: “busca hacer lo mejor, para con los demás y la sociedad, en las cosas pequeñas o grandes de cada día, en el trabajo, en la familia y por donde te muevas; comparte tu tiempo y tus cosas con generosidad; implícate en proyectos solidarios; se trascendente; reparte y recibe cariño; procura dejar el mundo mejor de cómo te lo encontraste; se buen ciudadano; cuida la naturaleza, pero sobre todo a las personas; además sin estrés y con buen humor; y, por favor, por encima de lo anterior, ¡no hagas el tonto!; afectuosamente Melchor, Gaspar y Baltasar”. Es tiempo de soñar.
24-12-2007.
QUERIDOS REYES MAGOS, QUIERO UN MUNDO MEJOR PARA TODOS
Antonio Alaminos López
Llegó el tiempo de Navidad pleno de buenos deseos, de intenciones de cambio, de solidaridad y de reuniones familiares y sociales. Con la cesta de la compra por las nubes y los ingresos en un congelador, estas navidades son obligatoriamente más austeras. O lo parecen. Y aunque los anuncios y los escaparates nos hayan incitado desde hace semanas, el Adviento como tiempo de fortaleza ha ganado terreno. Claro que no en todos ha sido por devoción. Ha habido que seleccionar las reuniones, acortando su número y el precio de los menús. Igual que los regalos. Se ha “vuelto a casa por Navidad” con más rapidez. Y las imágenes de las personas necesitadas, unida a la melancolía, han resultado más cercanas. Nada como el que no toque la Lotería del día 22 para volver a la cruda realidad. La salud es los primero. Y no te digo más, si piensas en la “cuesta de enero”, en las rebajas y en la hipoteca. Mejor por separado, por aquello de evitarnos un “jamacuco”.
Pero en fin, fuera problemas que estamos en Navidad y hay que festejarlo. Las luces de las calles, las caras infantiles, las vacaciones escolares, los belenes, los pinos adornados, la misa del gallo, los villancicos, los especiales de televisión y los cotillones nos ponen en sintonía. ¿En sintonía con qué? ¿Con el espíritu de las navidades pasadas, con el de las presentes o con el de las futuras? Porque parece que vivimos más de recuerdos y de deseos que de realidades. Claro que estas fiestas invernales no son para todos iguales, hay quien se marcha a bañar al mar o a deslizar por la nieve, en lugares cercanos o a diez horas de vuelo. Aunque la gran mayoría está en su casa con la zambomba, la pandereta y las uvas, pensando “año nuevo vida nueva”, despidiéndose de la “paga extra” y dándole la bienvenida a algún “crédito personal”. Es lo que nos merecemos. Una vuelta por Puerta Real y Bibarrambla, comprar unos dulces en el torno de los conventos de clausura, visitar la exposición sobre el Barroco en el Hospital Real, leer el IDEAL nuestro de cada día y un cucurucho de castañas calentitas. Que no es poco.
Y si no nos conformamos, debemos escribir como los niños la carta a los Reyes Magos, un año y otro, hasta que por pesados nos lo concedan, que no por buenos. Y tras la retahíla de regalos y ropas, incluir un claro, sencillo, sincero y concreto, “quiero un mundo mejor para todos”. Primero para los que más lo necesitan en cuerpo y espíritu. Sean vecinos de hecho o de derecho de Granada capital, del área metropolitana, del resto de la provincia o de más allá, da igual, no es cuestión de ponerse a medir las distancias en fechas tan señaladas. Y tras ver la cabalgata de reyes, acostarse pronto e imaginar, mientras nos dormimos, ese mundo mejor. Más humano y más justo. Y si las promesas electorales se cumplen, pues, mejor que mejor. Si hacemos todo esto, al levantarnos el día 6 de enero, podremos encontrarnos que el agua que pusimos se la han bebido los camellos, de oriente, que los mantecados y el anís se los han tomado sus majestades, también de oriente, o los pajes, igualmente orientales, que también tienen derecho. Y que junto a unos pocos paquetes, hay una nota escrita con letras que sólo sabe leerle el corazón a la mente: “busca hacer lo mejor, para con los demás y la sociedad, en las cosas pequeñas o grandes de cada día, en el trabajo, en la familia y por donde te muevas; comparte tu tiempo y tus cosas con generosidad; implícate en proyectos solidarios; se trascendente; reparte y recibe cariño; procura dejar el mundo mejor de cómo te lo encontraste; se buen ciudadano; cuida la naturaleza, pero sobre todo a las personas; además sin estrés y con buen humor; y, por favor, por encima de lo anterior, ¡no hagas el tonto!; afectuosamente Melchor, Gaspar y Baltasar”. Es tiempo de soñar.